Estas galletas están basadas en una de las recetas de María Mestayer de Echagüe (conocida también como Marquesa de Parabere, su pseudónimo), autora de Enciclopedia Culinaria. Confitería y Repostería (1930), entre otros libros.
En la receta original, la autora propone realizar unas pastas finísimas, que se hornean a fuego fuerte en apenas 5 minutos y, al enfriarse, se van uniendo de dos en dos (por sus bases), untándolas para ello con miel blanca que sea muy densa.
Yo, siguiendo las indicaciones de El horno de María, he decidido formarlas un poco más gorditas y sin hacerlas dobles. Con esta receta base podemos preparar múltiples combinaciones, tan solo variando las frutas (confitadas, escarchadas o secas). Así el resultado será siempre diferente.
Podemos elegir las frutas confitadas que más nos apetezcan: naranjas, orejones de albaricoque, mango, frutos rojos, etc... Yo en esta ocasión he elegido combinar unas cuantas (cerezas, melocotón, naranja y melón), pero podemos utilizar sólo una, la que nos apetezca.
Fuente: El horno de María
- 250 gr. de harina de trigo
- 125 gr. de azúcar blanco
- 125 gr. de mantequilla a temperatura ambiente
- 5 gr. de sal
- 4 yemas de huevo
- 125 gr. de frutas confitadas, picadas en trocitos pequeños
- una copita de ron (para remojar las frutas)
- leche (para barnizar antes del horneado)
Si no tenemos la fruta en trocitos, la picamos muy menudito y las ponemos en una taza cubriéndolas de ron. Podemos dejarlas el tiempo que queramos. Sólo tenemos que escurrirlas bien cuando vayamos a hacer la masa.
Ponemos la harina en un bol (o encima de la encimera limpia formando un hueco en el centro) e incorporamos todos los ingredientes.
Mezclamos y trabajamos bien con las manos hasta que obtener una pasta fina y compacta. Tardaremos apenas unos minutos. Si lo hacemos con la Thermomix, en 10 segundos en velocidad 6, estará.
Hacemos una bola, la cubrimos con papel film y la dejamos reposar en el frigorífico una media hora o más.
Ahora que estará más manejable, estiramos la masa y damos forma a las galletas. Podemos utilizar un cortapastas o hacer bolitas y aplastarlas bien.
Las colocamos en una bandeja de horno y las barnizamos con un poco de leche. Esto hará que la superficie quede un poco acaramelada.
Se pueden colocar más frutillas en la superficie de la galleta, presionando un poco, y luego barnizar.
Introducimos en el horno precalentado a 200ºC, mejor con calor arriba y abajo, sin aire.
Horneamos de 5 a 7 minutos, tiempo que dependerá del tamaño y grosor de las galletas.
En cuando veamos que los bordes comienzan a dorarse, las sacamos inmediatamente. Hay que vigilarlas continuamente porque al ser tan fina y tener el horno tan fuerte se nos pueden quemar con facilidad.
Dejamos que enfríen un poco en la bandeja, porque en caliente estarán blanditas.
Dejamos que enfríen totalmente sobre una rejilla, donde se endurecerán totalmente.
Otra versión: la misma masa, sin cortapastas, un poco más gorditas, con más fruta por encima y sin barnizar con leche. |
Unas galletitas estupendas para merendar en estas tardes tan frias. Un bso.
ResponderEliminarSí que están buenas, sí... y eso que a mí no me gustan las frutas confitadas! Pero entre mis amistades tuvieron mucho mucho éxito!!!
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