El sabor levemente grasiento del salmón casa muy bien con el de las espinacas, ligeramente astringente. He aprovechado una cabeza del pescado para hacer el caldo, y aunque podamos creer que el sabor resultante puede ser muy fuerte, nada más lejos de la realidad. Queda delicioso para sopa. El salmón es un pescado azul y, por tanto, más graso que el blanco, pero su grasa es muy rica en ácidos grasos omega 3, fantásticos para todo nuestro organismo.
He utilizado espinacas congeladas, ya que en el caso de las verduras, las congeladas pueden tener más valor nutrituvo que unas frescas que lleven varios días recolectadas.
- cabeza y esqueleto de 1 salmón
- 300 gr. de espinacas
- 1 rama de apio
- 2 puerros
- 2 huevos duros
- 1 cucharada de concentrado de verduras
- sal y pimienta en grano
- mejillones o gambas (opcional)
Hacemos un caldo con agua hirviendo, unas bolitas de pimienta y el salmón.
Cuando esté, separamos la carne del pescado que podamos aprovechar para incluír a la sopa, con cuidado de que no lleve ninguna espina.
Ahora colamos el lñiquido y volvemos a poner al fuego.
Añadimos al caldo el salmón desmenuzado, las verduras limpias y troceaditas muy menudo (que podemos variar a nuestro gusto: zanahorias, judías, nabo...) y la cucharada de concentrado de verduras.
Dejamos que hierva tapado (unos 20 minutos será suficiente) y comprobamos que esté todo blandito y rectificamos el punto de sal.
Rallamos los huevos ya cocidos y añadimos a la sopa. Damos unas vueltas para que la yema se deslíe en el caldo y servimos bien caliente.
Podemos decorar con unas gambas o mejillones salteados o añadidos a la sopa 5 minutos antes de acabar.
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