Después de hornearlas veremos que quedan muy oscuras, pero una vez que retiramos las hojas exteriores llegamos al corazón de las alcachofas, tiernos y pringaditos de la salsa. Un acompañamiento sano y delicioso, aunque un poco engorroso a la hora de comer con cuchillo y tenedor. Usad las manos! :)
Fuente: Gastronomía & Cía
- alcachofas frescas
- ajo
- jengibre fresco rallado (opcional)
- perejil
- pimienta negra de molinillo
- aceite de oliva virgen extra
- sal
Cortamos los tallos de las alcachofas para conseguir que se mantengan de pie en la bandeja.
Sin retirar las hojas exteriores, las golpeamos por la parte superior sobre la encimera para conseguir que se abran un poco y así podamos introducir el majado en el interior.
En un mortero machacamos los dientes de ajo, la sal, la pimienta, el perejil y el jengibre si lo utilizamos.
Incorporamos poco a poco el aceite para conseguir la salsa con la densidad que queramos.
Colocamos las alcachofas de pie sobre una fuente apta para el horno con un poco de aceite, y las vamos rellenando con esta mezcla.
Horneamos a 200º C durante unos 30-40 minutos. El tiempo dependerá del tamaño de las alcachofas.
Es cierto????, que color tan tostado y bonito.....no imaginaba el resultado......
ResponderEliminarQue buena idea,te han quedado fenomenal.
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