Aunque este potaje de vigilia, no lleva ni carne, ni pescado, ni huevos, la legumbre tiene una buena proporción de proteína, casi tanta como la carne. Lo ideal para cualquier potaje es hacerlo con antelación.
Los garbanzos son ricos en fibra, calcio, hierro, fósforo, magnesio, potasio y en hidratos de carbono de absorción lenta (es decir, parte de la energía que nos proporcionan se gasta en la digestión).
- 500 gr. de garbanzos
- 1 hojita de laurel
- 1 cebolla grande
- verduras variadas al gusto (los variados congelados van perfectos)
- aceite de oliva (podemos prescindir de él si queremos una receta sin grasa alguna)
- pimentón dulce
- agua o caldo de pollo desgrasado
Después de tener en remojo los garbanzos, los cocemos en agua con un poco de sal, una cebolla y una hojita de laurel. (Ver aquí cómo remojarlos y cocerlos).
Cuando los garbanzos estén a media cocción, añadimos las verduras limpias y troceadas (judías verdes, zanahorias...) un chorrito de aceite de oliva y media cucharadita de pimentón dulce.
Seguimos cociendo a fuego suave, y para remover el guiso y compenetrar los sabores, removemos cogiendo la olla por las asas y haciendo un vaivén, no se debe hacer metiendo ninguna cuchara ya que nos arriesgamos a romper los garbanzos.
Dejamos reposar y antes de servir rectificamos de sal. Una vez reposado se recalienta muy lentamente para no romper los garbanzos.
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