Este tipo de masa es mi preferida por su sencillez. Es ideal para rellenos delicados o de pescado. Una vez horneada la textura es como de masa quebrada. Y lo mejor de todo, necesitamos muy pocos ingredientes y no hay que esperar el tiempo de reposo.
- 1 medida de vino blanco (o cerveza)
- 1 medida de aceite de oliva
- sal fina
- harina de trigo (la que admita)
Dependiendo del tamaño que queramos hacer la empanada, utilizaremos una medida mayor o menor.
Para un vasito de 200 ml. de cada líquido admite unos 600 gr. de harina. Con esta cantidad podremos hacer una empanada del tamaño de la bandeja del horno.
Medimos el aceite y lo ponemos en un bol, añadimos el vino (o la cerveza) y la sal. Removemos un poco, sin batir.
Vamos incorporando la harina y removiendo con una cuchara de palo.
Vemos como la masa va ligando.
Seguimos añadiendo harina hasta conseguir una masa elástica pero no pegajosa.
Terminamos de amasar con las manos.
Una vez hecha la masa la dividimos en 2, y la estiramos fina con un rodillo (½ cm. de grosor, aproximadamente).
Con una de las partes se forra un molde (o directamente sobre un papel de horno o la bandeja de éste). Espolvoreamos con harina si hiciese falta.
Rellenamos con el relleno elegido, que debe estar frío y se cubre con la masa restante.
Adornamos por encima con algún recorte que haya sobrado de la masa.
Se pincha la superficie (yo hago un agujerito en medio a modo de "chimenea") y se barniza con huevo (o con aceite una vez horneada). Se introduce en el horno, precalentado a 180º-200º, durante 30-45 min. aproximadamente.
*Recetas de empanadas. (pincha aquí)
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